21.3.10

PRIMITIVE

Se habían visto por primera vez en aquel pub cutre tirado a la basura en los extrarradios del plagio de una Sincity en decadencia.

Penumbra, humo seco y penentrante de cigarros, dedos calcinados y olor nauseabundo..sí esa podía ser una buena descripción, quizás un tanto eufemística, de la mierda que allí acostumbrara a congregarse.

Había algo que les singularizaba del resto de la gentuza desparramada, algo que ellos dos, sin conocerse, sin dirigirse una sola palabra intentaban con precuación y curiosidad descubrir.

4 años más tarde coincidieron en la cena conmemoratoria del lugarteinente Ludwig, en el hall de la azotea de un hotel cuyo nombre se me ha olvidado. Hacía un tiempo de perros. Ella con la discreción inexpresiva y esa ausencia emotiva que la caracterizaban se puso la chaqueta de bisón y abrió la puerta de la Limousin mientras su ahora esposo la protegia con un paraguas del chaparrón que estaba cayendo.

Arriba en el 67avo piso él, ejercía su función de graçon sirviendo copas y canapés a los rancios peces gordos que se reunían para dicho evento. Si bien las veces exageraba de tácito, mostraba más "normalidad" que ella a la hora de tratar a la gente.

Se vieron de nuevo. Ella con sus labios color Berry Sheer, el peinado corto a los años 20 y los enormes ojos azules. Él con estampa blanca de lechero, pajarita italiana y sus rizos negro brillante.

Se vieron de nuevo, y volvierona a notar lo de hacía cuatro años. Sabían que había algo detro de ellos que era diferente, algo que ocultaban, algo que los diferenciaba de toda aquella masa burguesa que les rodeaba. Necesitaban entender porque no sentían nada, porque no podían emocionarse como el resto.

Eran dos animales extremadamente inusuales para los que el conocerse no era una opción...