Y se tragó una estrella,
que calcinó su pecho,
con la garganta abrasada
se derramó expansivamente
con partículas líquidas,
confundiendo sus límites
con realidad aumentada.
Y el universo se hizo masivo,
que giraba en ciclos galácticos,
con el sueño lúcido
se precipitó en meteoros
con haces de luz,
contemplando el firmamento
con visión de hojalata.
Y vomitó una luna,
que enfrió su pulmón izquierdo,
con sudor helado
se transformó en mareas
con espuma de búfala,
constriñendo la respiración
con pupilas vidriosas.
Y entonces pensó
que aquel hombre que se acaba de
cruzar,
un tío cualquiera,
podría ser su padre
y que todo lo anterior era un engaño,
prontón y neutrón
indivisiblemente unidos.
