22.3.12

Elegía

Recuerdo ese momento en el que estabas sobre mí. Yo tenía la frente empapada en sudor, tu temblabas. De aquellas sabíamos cómo disfrutar de verdad. Éramos felices, en el momento, en el lugar, en el movimiento.
Yo estaba a punto de correrme. tú quizá más cerca, aunque, como a menudo, decidiste esperarme para poder sincronizarnos. Un gesto bellísimo, como sólo tu los tenías.
Entonces, mientras nuestras respiraciones se entrecortaban y aceleraban, sin apartar ni un segundo tu plácida mirada de mis ojos ingenuos, en ese preciso instante de tensión sin resolver, me esbozaste un corazón gigantesco sobe mi vientre con tu delicado índice. El corazón más precioso que jamás me hayan dedicado. Enmudecí. Sencillamente fui incapaz de expresar con palabras todo lo que sentía.
tú, me sonreíste con ternura.
yo hice lo mismo.
Se detuvo el tiempo.



No hay nada como follar enamorado


No hay comentarios: